Una desenvuelta voz rememora con radical sinceridad sus primeras erecciones en los camarines de hombres, sus pulsiones eróticas con los compañeros de curso y su temprana vinculación a las Juventudes Comunistas donde la áspera lógica heterosexual, opera como signo dominante de la izquierda de aquella época.
De fondo oímos el televisor Motorola y su programación ochentera como un ruido blanco, el telón gris dictatorial imantando su violencia en todo el territorio, y a los padres, dos fantasmas o ánimas, que comienzan a diluirse, a mutar durante la adolescencia, a volverse otros en la adultez. Papelucho gay en dictadura es un libro híbrido plagado de conmovedoras escenas y agudas esquirlas, que se ubica en el límite de la auto ficción y la escritura de memorias. Un brillante testimonio que retorna a la experiencia de crecer y sus metáforas.
Por Silvia Martinez Iglesias
Me gustó esta novela, vengo leyendo ya varias novelas vinculadas a la dictadura chilena., conocidos como literatura de los hijos. Aquí se huele bien que es un escritor quien escribe.
Sus capítulos son breves, están acompañados de imágenes. Es una historia contextualizada en Pudahuel sur. El protagonista tiene un vínculo con el partido Comunista, escribe bastante sobre política y encuentros con los compañeros del partido.
Papelucho gay en dictadura es un libro híbrido plagado de conmovedoras escenas, que se ubica en el límite de la autoficción y la escritura de memorias. Sus párrafos son cortos, ideal para personas dispersas, incluye imágenes, se lee de una sentada y se queda con gusto a poco. Esta novela es un brillante testimonio que retorna a la experiencia de crecer y sus metáforas. Y abre otro espacio sobre lo duro que resulta para un adolescente, luchar contra la dictadura y entenderse gay al mismo tiempo. También contiene epifanías: días junto a las tías, jornadas de peñas, idas a El Trolley o encuentros con el fantasma de Rodrigo Lira. Una obra entrañable que confirma la contundencia del proyecto narrativo e intelectual de Juan Pablo Sutherland.
Al fin en esta obra te encuentras con un personaje de izquierda, anteriormente leí La ideología de los perros de Mauricio Embry, también leí Gente como uno de Bernardita García y en ambos libros las familias son de derecha y por ahí sus personajes descubren la otra mirada, en cambio en Papelucho gay en dictadura se huele la izquierda todo el tiempo, no se duda políticamente hablando, simplemente se es.
Fragmentos “Viendo la película bebí cinco Coca- Colas y sin culpa. También vi Jesucristo Superstar”. Nota a pie de página. En la Galería Alessandri de Estación Central estaba el cine con el mismo nombre de la galería. En el espacio que ocupaba el antiguo cine, décadas después se instaló la discoteca Blondie.
“Yo no soy su hijo político, soy un elefante melancólico y con rabia, un Papelucho en dictadura. Me cuesta todo y a nadie le puedo decir ese secreto, el maldito secreto que guardo en mi cabeza rodeado de estas dos orejas grandes que me rodean”. Pág. 34
“MI mamá va a trabajar al barrio alto y copia las decoraciones de las viejas ricas. Yo miro las estrellas de colores que mi mamá pone en las repisas de madera. Un color por cada vida. Rojo, verde, amarillo,azul y negro. ¿Cómo serán estas botellas en el barrio alto? Mi mamá quiere poner color en la casa. Ella es una niña y yo un viejo amargado. Pág. 92
Juan Pablo Sutherland Santiago 1967 Escritor y crítico. Licenciado en Comunicación y Magíster en Estudios Culturales en la Universidad ARCIS. Ha publicado libros de cuentos: Ángeles negros Planeta 1994 y Santo roto LOM 1999, ambos reunidos en Se te nota, Los perros románticos 2018.